A veces sale todo de maravilla, tal y cómo habíamos imaginado. Y es bueno prepararse para que todo suceda así, hay que imaginarse que se va a conseguir aquello que se pretende, hay que luchar por ello, hay que informarse y enfocar en esa dirección nuestra energía, porque así aumentamos muchísimo las posibilidades de que ocurra.

Pero, ¿Qué ocurre cuando no sale todo cómo esperábamos? También hay que saber que existe esta opción, aunque te centres y dirijas hacia la buena. En ocasiones de repente el plan que tenías, las imágenes que dibujabas en tu cabeza, todos tus buenos pronósticos parecen torcerse y derrumbarse como un castillo de naipes. Y entonces te chocas de frente con esa posibilidad que no querías ni imaginar.

Yo soy matrón, y me encanta ayudar a las mujeres a conseguir el parto que sueñan, tal y como ellas lo imaginan. Intento hacerles ver que lo pueden conseguir, las animo, informo, apoyo y acompaño, aunque las que caminan son ellas, las que persiguen y logran los objetivos. Soy la persona más positiva del mundo, y confío plenamente en las mujeres, algo importante para ayudarlas. Y lo suelen conseguir. Les hago ver que creyendo en ellas mismas y confiando en su proceso , su mente y su cuerpo, es mucho más fácil. Además, de miedos y alertas de “la peligrosidad” del embarazo  y el parto ya están sobradas.

Pero hay veces en las que todo no sale bien.

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De estas cosas te das cuenta de forma más real cuando las vives. De todo se puede aprender en esta vida. Y ahora que voy a ser padre por primera vez, teniendo a la mujer más maravillosa del mundo a mi lado, embarazada del ser que es un todo de nuestras dos mitades, y con una sensación de ser la persona más afortunada que existe, resulta que mi bebé ha decidido ponerse de nalgas, posición en la que en los hospitales disponibles no se atienden partos vaginales.

Qué ironía, ¿no? Mi mujer con unas ganas tremendas de parir, tras todo un embarazo imaginando el parto que queríamos, preparándolo, utilizando todos los recursos de los que disponemos, y en un momento dado aparece frente a ti la opción con la que no contabas, la que  A TI NO, A TI NO IBA A TOCARTE. Y te encuentras esa opción, y al miedo, y a las dudas, y los miras de frente.

Escribo esto ahora que aún no sé qué ocurrirá, que queda tiempo para que todo cambie y acabe como soñábamos y comamos perdices. Además es solo un ejemplo, pero pienso en las ocasiones en las que el sueño de la maternidad acaba siendo un parto prematuro, o una depresión postparto, o algo con lo que no contabas. Cuando ocurre algo que trastoca tus planes, buscas apoyo y soluciones, haces todo lo que puedes.

Llega un momento en el que no sabes si aferrarte a la medicina convencional, a la tradicional, si habrás hecho algo mal, si habrás dejado de hacer algo que debías, si debes creer en la mística o lo estrictamente físico, y además no te consuela que te digan que no pasa nada, que hay otras muchas cosas buenas, que te entienden, o que no. Solo quieres que todo salga bien, o que vaya a mejor.

Pero de todo se aprende. Yo, pase lo que pase (y sigo pensando como siempre, que acabará bien), he aprendido ya varias cosas, como persona y como profesional:

He aprendido la primera lección de padre, mi hija nacerá, pero no será mía. Yo la acompañaré y estaré siempre con ella, pero hará su vida. Ya lo está haciendo, da igual que yo sea matrón, que su madre esté preparada y que queramos que nazca en cefálica, ella es una persona independiente, estará como deba estar y la amaremos igual.

He aprendido que a pesar de que las cosas no salgan como esperabas merece la pena luchar por conseguir aquello que deseas, dirigirte hacia tu meta. Merece la pena porque durante el camino estás disfrutando, porque tienes más fuerzas, porque eres más feliz, y en el caso de tu embarazo eso aumenta tu bienestar y el de tu bebé, y te da más posibilidades de conseguir el parto y la maternidad que deseas.

He aprendido que no hay que minusvalorar las situaciones de los demás, porque son suyas y para cada uno su vida y sus circunstancias son importantes, y hasta que no se pasa por algo similar no se puede apreciar la importancia y la repercusión de esa situación. Incluso habiéndola pasado, para otra persona puede significar una vivencia totalmente distinta.

He aprendido que cuando tienes a una persona a la que quieres a tu lado, y las cosas se vuelven difíciles, ese amor se multiplica y te hace ser mucho más fuerte. Yo puedo decir que tengo junto a mí a alguien por quien daría todo y me siento orgulloso de vivir esta vida y esta aventura de ser padres juntos.

He aprendido que hay un ser al que nunca he visto y a quien quiero con toda mi alma y que ese querer estratosférico es solo un comienzo para algo aún más grande.

He aprendido, para finalizar, que siempre se está aprendiendo.